En el artículo de este mes de Olof Edsinger se pregunta cómo podemos garantizar que nuestra relación con Jesús sea nuestra prioridad y enfoque cuando estamos rodeados de ídolos del siglo XXI: individualismo, materialismo y hedonismo.

Queridos hermanos y hermanas, he aquí un sueño de discipulado para Lausana Europa 20/21: el evangelio de Jesucristo cambiando activamente a cada uno de nosotros, a nuestras iglesias y organizaciones cristianas, y a la sociedad europea para ser más como Cristo y Su Reino. No necesitamos hacer nada más que seguir el ejemplo de Cristo para hacer discípulos. Esto comienza con personas que se renuevan radicalmente y comparten esa transformación con los demás. Crecemos y alimentamos espiritualmente a otros, enseñándoles a cumplir todo lo que Cristo ha enseñado, formando así nuestras iglesias y organizaciones cristianas. Finalmente, los crecientes grupos de discípulos verán a su comunidad con la compasión de Cristo y, por lo tanto, se sentirán conmovidos y esto tendrá un impacto a nivel macro tanto en su comunidad local como en la sociedad. Esta progresión: individuo - iglesia - sociedad será el patrón que seguiremos, como hilo conductor, al tratar del discipulado, previo al Encuentro LE20/21 en Noviembre 2021.

Este mes, veremos dos aspectos clave de nuestro crecimiento personal en el evangelio, como seguidores de Cristo: ser moldeados por las Escrituras y orar continuamente. Con respecto al primero, uno de los desafíos que enfrentamos es dar por sentado la Escritura. Podemos familiarizarnos demasiado con la Palabra Viva. Por otro lado, también tendemos a ser escépticos en el poder de la Biblia, para cambiar el meollo de nuestro corazón y el de los demás, a medida que nos enfrentamos con la realidad, las dificultades y los desafíos de la vida cotidiana. Reconozcamos estos desafíos y busquemos la verdadera y viva Palabra de Dios para iluminar nuestro camino hacia adelante y renovar fielmente nuestros corazones.

El segundo aspecto es dedicarnos continuamente a la oración por nuestro propio pecado y renovación, así como por el pecado de Europa. Podemos orar fácilmente sin que se derive del poder de su resurrección moviendo nuestro espíritu. También podemos guiar a otros a través de arduos esfuerzos en su nombre, pero sin depender exclusivamente del Nombre de Jesucristo para cumplir sus propósitos a través de nosotros. La verdad es que Dios soberanamente logra y provee más de lo que podemos pedir o imaginar. Leer su Palabra y orar continuamente nos recuerda este hecho, así que nos regocijamos en su fidelidad y generosidad.

Queremos ver a Europa transformada por el poder del evangelio, pero primero necesitamos ser transformados nosotros por el evangelio. No podemos regalar lo que no tenemos. ¡Tenemos su Espíritu y la persona de Cristo viviendo activamente en nosotros! La transformación de Europa comienza con una renovación del fuego en nuestros propios corazones.

Para las preguntas de discusión, ver Punto 3