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Puede que sea el momento de la reconciliación
El artículo de Kathryn Jean López en la revista de noticias católica “Our Sunday visitor” sobre reconciliación en tiempos de Coronavirus, me ha inspirado profundamente. (1) “Puede que sea el momento de la reconciliación”, declara López a sus lectores católicos. Confinados en nuestro apartamento, cada uno de nosotros tiene tiempo abundante para pensar en Dios y en el mundo. Nuestras vidas están ocupadas y ha llegado a ser tan fácil olvidarnos de nuestro creador. Quizá deberíamos plantearnos pasar más tiempo con Él y su Palabra, confesar nuestro pecado y prepararnos para la siguiente fase de la vida después del Coronavirus. Todos los especialistas predicen que el tiempo después de la pandemia podría ser mucho más difícil de lo que estamos experimentando ahora. Evidentemente, es inteligente librarnos de todo el lastre pecaminoso del pasado. La gente reconciliada es libre para activar un nuevo poder pleno.
La reconciliación con Dios lleva automáticamente a una restauración de nuestra propia identidad. El apóstol Pablo escribe: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (II Corintios 5:17). La reconciliación con Dios tiene como resultado la reconciliación con uno mismo. Tenemos un montón de tiempo para pensar y orar sobre nuestra propia identidad. Muchos occidentales viven con un creciente complejo de inferioridad. Necesitan desesperadamente la reconciliación con su propio pasado, sus propias formas de enculturación, y su propia posición en la sociedad. Solo la gente con una autoestima sana podrá mantenerse “a flote” en tiempos de crisis. Pasa tiempo contigo mismo, encuentra tu rostro en la presencia del Señor.
Con todo este exceso de tiempo en tus manos ahora, puede que también pienses en gente con la que todavía estés en conflicto. Las relaciones rotas, absorben tu energía, ocupan tu calendario y son el mayor obstáculo para una vida significativa. Puede que os hayáis separado hace mucho, pero los recuerdos no se van tan rápidamente. La curación de los recuerdos es urgentemente necesaria si quieres evitar volverte amargado. Ahora en tiempos de COVID 19 tienes tiempo de tomar el teléfono y llamar a tu antiguo amigo y buscar una charla de corazón a corazón con el ánimo de reconciliaros. La gente reconciliada es libre para construir nuevas relaciones y restaurar las antiguas.
“La tarea de la iglesia es promover el reino de Dios y no los reinos de ciertas mayorías nacionales”
Puede incluso que mires por la ventana y toméis tiempo para comprometeros de nuevo a cuidar de la buena creación de Dios. Para los que tengan jardines, ahora hay tiempo para plantar flores y árboles en el jardín. Puedes incluso construir una casa para los pájaros. Ellos han estado ocupados toda la mañana cantando para ti. ¿Alguna vez has pasado tiempo ocupándote de su bienestar o incluso admirándolos por un momento? Dios os dio un mandato cultural. Se supone que tienes que cuidar de la naturaleza que te rodea (Génesis 1:26-28). ¿Lo haces? Si no, ¿hay una apremiante necesidad de reconciliarte con la naturaleza?
Quizá el Coronavirus nos proporcione tiempo para reconciliarnos.
¿Cómo funciona la reconciliación?
La palabra del Nuevo Testamento para reconciliación “catalasso” describe un proceso en el que vosotros os enroláis en una conversación en la que conjuntamente decidís: (a) el estado en el que estáis y qué causó la situación; (b) nombráis el abuso, la injusticia, las víctimas y perpetradores; (c) confesáis el pecado, pedís perdón y perdonáis en el nombre de Jesús; (d) construís una nueva relación para un futuro mejor. (2)
Primero, la reconciliación busca la verdad, porque sólo donde sabemos lo que de verdad pasó podremos ser libres. Jesús dice: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). El problema aquí radica en nuestra memoria. Nosotros recordamos nuestra interpretación de la verdad. Y, nuestra interpretación está coloreada por nuestra cultura, experiencia, y a menudo por nuestros prejuicios. Podemos pensar que sabemos por qué Dios parece tan lejos de nosotros y porqué nosotros mismos tan a menudo experimentamos ataques de inferioridad y nuestros vecinos crean constantes conflictos. En realidad, trabajamos con nuestras propias perspectivas limitadas en todo esto y algo de nuestra llamada experiencia puede que se haya vuelto mentira. Por tanto, la recuperación de la verdad probablemente necesitará los servicios de un consejero, un mediador neutral que puede ser un pastor de vuestra iglesia local, y psicólogo cristiano con formación, o simplemente un buen amigo cristiano. Yendo adelante y atrás en esas cuestiones, ejercitando catalasso, puede que pronto descubráis la verdad, ampliéis vuestra perspectiva y comprendáis lo que en realidad pasó entre vosotros y Dios, tú y tu familia y tus vecinos.
En segundo lugar, conocer la verdadera historia nos permite nombrar a las fuerzas del maltrato, la destrucción y el conflicto. No intentes cubrirlo sino más bien, abre tu corazón a la verdad. Esto permitirá que la verdadera confesión y el perdón tengan lugar. El pecado, contra Dios y contra seres humanos, tiene nombres. Dilos y prepárate a confesárselos a Dios, a ti mismo, a tu prójimo e incluso a la creación.
En tercer lugar, confiesa tu pecado y estate preparado a perdonar a los que han pecado contra ti, seas tú mismo, u otros seres humanos. Y recibirás perdón de la gracia de Dios. Al mismo tiempo perdona, si otros te han maltratado, como has sido perdonado por Dios.
Y finalmente, trabaja por la justicia. Ve y paga tu parte, acepta el castigo, si es lo que tu mal comportamiento ha producido. El perdón no quita la cuestión de la justicia de la mesa. De hecho, el perdón es un proceso transformador que permite al perdonado llevar el peso del castigo, restaurar la justicia y construir relaciones justas. (3)
Para todo esto, necesitamos tiempo. La reconciliación no sucede de la mañana a la noche. Y he aquí las buenas noticias- la delicada situación con el virus, abre suficiente tiempo para nosotros.
El Coronavirus y la meditación comunitaria
Pero los tiempos difíciles no son solo una invitación a la reconciliación personal. Abren la puerta a la reconciliación comunitaria. El Coronavirus no selecciona y elige a sus víctimas. Todos los humanos en todo el mundo están en peligro. Sólo cuando los humanos nos unamos, ganaremos contra el virus. Y esto fuerza incluso a los enemigos a unir sus manos mientras tanto. A través de todas las afiliaciones religiosas, la gente de buena voluntad tendrá que empezar a apoyarse, compartir sus mascarillas, comida y agua.
“El tiempo de crisis es inevitablemente un tiempo de oportunidad para la reconciliación, mediación y un nuevo comienzo”.
Y de nuevo, los cristianos deben estar en primera línea en tales acciones de apoyo a la comunidad. Ir al vecino desagradable en tiempos de necesidad y crisis suavizará su corazón, y abrirá puertas potenciales para resolver conflictos y establecer la paz comunitaria. En una ciudad en Asia Central, por ejemplo, los cristianos están distribuyendo máscaras a los musulmanes de la comunidad. Ha habido siempre una relación bastante difícil entre las dos comunidades de fe. Pero ahora, observando a los cristianos servir a los musulmanes, sus líderes vinieron y se disculparon por los problemas que han creado a los cristianos.
El tiempo de crisis es inevitablemente también un tiempo de oportunidad para la reconciliación, mediación y nuevo comienzo. La periodista americana Kathryn López tiene razón, puede ser que la pandemia del Coronavirus nos llame a un nivel más profundo de reconciliación. Pongamos a un lado el tiempo necesario y encontremos nuevas formas de reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos, nuestro prójimo y la creación. Esta es una oportunidad maravillosa para nosotros los cristianos para tomar el mando y liderar en un mundo renovado y sanado.
Referencias:
- https://www.osvnews.com/2020/03/10/maybe-its-time-for-reconciliation/ (14.04.2020).
- John W. De Gruchy: Reconciliation: Restoring Justice (Minneapolis: Fortress Press, 2002), 51.
- David W. Augsburger: Helping People Forgive. (Louisville, KY: Westminster John Knox 1996), 9.
Este artículo fue publicado primero por WEA https://worldea.org/es/news/reconciliation-and-coronavirus/